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El lanzamiento del maglev en China revive los proyectos alemanes


El maglev,. tren de levitación magnética, China.

por Rainer Apel

El espectacular viaje del tren de levitación magnética sinoalemán, el maglev, el 31 de diciembre en Shanghai, China, ha creado una muy necesaria ola de optimismo tecnológico en Alemania, cuna del Transrapid de alta velocidad. La inauguración del maglev en Shanghai, de inmediato tuvo un notable efecto remoralizador en el movimiento a favor de la construcción de corredores ferroviarios de levitación magnética, en el campo de la política alemana, así como de la industria y de la ciencia. La rapidísima construcción y el éxito de la primera línea comercial maglev en China, ha revivido los planes para el desarrollo de varios corredores en Alemania, y desde ahí hacia oriente, que se suspendieron debido a la austeridad presupuestal dictada por el tratado de Maastricht de la Unión Europea.

Por ejemplo, los líderes políticos de todos los partidos —exceptuando los del partido Verde— en Hamburgo y Berlín, instaron a revitalizar el proyecto original de construir un maglev entre ambas ciudades, que esperaba iniciarse en en la primavera del 2000 y que el gobierno alemán abandonó en febrero de ese mismo año. El presidente de los demócratas cristianos en el parlamento municipal de Hamburgo, Michael Freytag, comenzó a trabajar en la formulación de una convocatoria de todos los partidos de Hamburgo para restituir el proyecto maglev hacia Berlín. Lo que hace particularmente interesante este debate entre los socialdemócratas de Hamburgo, es que, no sólo son estos miembros del partido del canciller Gerhard Schröder los que apoyan la iniciativa del maglev, sino también el dirigente nacional de la Socialdemocracia, Olaf Scholz.

Entre los demócratas cristianos, el otro partido mayoritario, el de Matthias Wissmann, ministro de Transporte alemán de 1993–1998, instó a la creación de una "línea maglev europea de gran envergadura", que debe extenderse al este a partir del proyecto Hamburgo–Berlín. Wissmann dijo que, considerando la expansión de la Unión Europea hacia el este y con la finalidad de tener una cooperación más cercana con Rusia, debe dársele un realce prioritario a "la infraestructura de transporte más moderna", así que deben construirse rutas del maglev desde Berlín hacia Praga, Budapest, Varsovia y Moscú. Los comentarios de Wissmann muestran, de nueva cuenta, que la visión del Puente Terrestre Eurasiático de las propuestas del movimiento de LaRouche, han tenido impacto en el pensamiento de algunos líderes políticos en Alemania.

Sumándose a estos llamados, el ministro de Economía y Transporte del estado de Hessen, Dieter Posch, un demócrata libre, instó a reanudar el proyecto Hamburgo–Berlín y además propuso construir una línea entre el aeropuerto de Frankfurt y el de Frankfurt Hahn, con una extensión a Luxemburgo y Bruselas en fecha posterior.

Créditos federales y cooperación sinoalemana

Junto con otras líneas propuestas, ya existe en Alemania el apoyo político para alrededor de 1.200 km de vías maglev, que podrían construirse en pocos años utilizando el concepto de Lyndon LaRouche de préstamos de largo plazo con bajas tasas de interés para el desarrollo de infraestructura, el cual planteó Helga Zepp–LaRouche en su reciente campaña para el Bundestag (parlamento) alemán (ver su comentario, a continuación). Estos si funcionarían, a diferencia de otros intentos de reunir fondos de bancos privados o de ofrecer estímulos fiscales en los presupuestos de austeridad del gobierno.

La corriente más progresista entre los promotores del tren maglev en Alemania, apoya una estrecha cooperación sinoalemana para la construcción de proyectos futuros del maglev, tanto en China como en otros países (no sólo en Asia) interesados en la tecnología. Este tipo de cooperación se basará en el reconocimiento mutuo de las contribuciones de ambas partes al éxito del programa piloto de Shanghai.

En una entrevista del 2 de enero con la agencia de noticias Xinhua, el ingeniero en jefe del proyecto de Shanghai, conocido como el "comandante Wu" Xianming, explicó que para construir el gran centro de control del maglev Shanghai–Pudong, se requerió de mucha investigación y que fue caro, pero este centro de control podrá usarse como base de control y mantenimiento para líneas futuras, más extensas, reduciendo bastante los costos de construcción.

Los ingenieros chinos han dominado ciertos aspectos de las tecnologías del maglev, y esto ayudará a China a emprender la producción nacional del tren (para la línea de Shanghai, los chinos construyeron la vía magnética elevada y algunos componentes del tren). Con la construcción de estos trenes, dijo Wu, el viajar entre las ciudades del delta del río Yangtze tomará sólo 30 minutos, o por el delta del río Si–Kiang en el sur, o alrededor del golfo del Po–Hai en el norte de China. Esto, subrayó, acelerará la integración económica. Wu dijo a Xinhua que "la importación de la tecnología maglev ayudará a China a sacar ventaja de su alto nivel competitivo y facilitará la construcción de una serie de vías de alta velocidad, impulsando así el crecimiento de una serie de nuevos sectores de tecnología avanzada".

Gerhard Wahl de Siemens Corp., el coordinador en jefe alemán para la línea maglev Transrapid de Shanghai, elogió ampliamente a los chinos: "Siempre se había asumido que la tecnología maglev debería empezar a utilizarse de forma comercial en su lugar de origen, Alemania. Nadie esperaba que China fuera la primera en el mundo en hacerlo. Lo que es todavía más sorprendente, es que a China le tomó menos de dos años el construir un proyecto tan nuevo y desafiante". El que una nación en vías de desarrollo como China lograra esto, añadió Wahl, fue una "decisión sabia, resuelta y valerosa", que demostró su determinación de usar la tecnología de transporte más avanzada para el desarrollo económico.

El desarrollo del Puente Terrestre es esencial para Alemania


El transrapid, Alemania

Wahl dijo que piensa que China será un líder mundial en la construcción y operación de ferrocarriles maglev de alta velocidad y recalcó que, "si otros países —incluyendo a Alemania— quieren construir trenes maglev de alta velocidad, quizás tendrán que invitar a administradores e ingenieros de China para llevar a cabo dichos proyectos".

Para Alemania, tiene sentido la cooperación estrecha con China en áreas de avanzada de la ciencia y la tecnología como los sistemas de transporte maglev. En 2002, China superó a Japón, históricamente el importador número uno de bienes alemanes de alta tecnología. La Industria alemana espera que para el 2003 las exportaciones a China alcancen los 14 mil millones de euros, superando visiblemente las exportaciones alemanas a Japón, por 11 mil millones de euros. También debe tomarse en cuenta que los nuevos mercados extranjeros son de primordial importancia para los alemanes, cuya dependencia de las exportaciones representa ya el 35% del producto interno bruto (PIB). Esto es, mucho mayor que la de los Estados Unidos y Japón, con sólo el 10% cada uno, y también deja detrás a las otras dos naciones exportadoras europeas, Francia e Italia, con sólo el 28% del PIB cada uno. El acceso al crecimiento de los mercados asiáticos a través de la cooperación intensificada con China, es un factor de vida o muerte para la industria alemana enfocada a la exportación y para que la economía alemana pueda salir de la depresión.

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